Ruta de los miradores
Salimos desde el Museo de Calatayud, giramos a la izquierda, hacia la Fuente de los Ocho Caños, y a su izquierda encontramos la calle Cuesta de la Peña, comenzamos a ascender y llegamos, girando esta vez hacia la derecha, al Santuario de la Virgen de la Peña, Patrona de Calatayud. Desde aquí, ya podemos contemplar una magnífica vista panorámica de la ciudad y de las montañas del Sistema Ibérico que la rodean.
Podemos continuar por el Barrio de San Roque hasta llegar a la ermita del mismo nombre. Las multitudinarias fiestas de San Roque (con peñas y charangas) se celebran a mediados del mes de Agosto. Están declaradas de Interés Turístico en Aragón. Cuentan con números actos festivos y una peculiar romería nocturna hasta la ermita del santo, que se celebra en la madrugada del día 16. Bajamos por las Escalerillas de la Peña y nos dirigimos a la izquierda por el Puente Seco.
Nos adentramos en la judería por la calle Consolación Bajo, giramos a la izquierda y llegamos a la Replaceta de la Judería, subimos por la calle de la derecha unos metros y en el cruce, a la izquierda, encontramos la Sinagoga. Seguimos de frente, subiendo unas cuestas, pasamos por una calle estrecha llamada Consolación Alto y, un poco más adelante, llegamos a la calle Torremocha. A la izquierda están los miradores. Desde aquí podemos divisar una vista espectacular, que ha dado desde hace muchos años nombre a nuestra ciudad, Calatayud como, “La Ciudad de las Torres”, que al igual que esbeltas agujas, se yerguen majestuosas hacia el cielo. Un magnífico conjunto de filigrana, hecha en ladrillo, que preside y da identidad desde hace siglos a la población.
Volvemos, para descender por la calle Torremocha y llegamos a la Cuesta de Santa Ana; la recorremos hasta llegar a San Andrés. Continuamos por la calle Hospital, atravesamos la Rúa y tomamos la calle Barrera. Seguimos por la calle del Cristo hasta Morería, desde donde podemos encontrar unas vistas espectaculares de la ciudad.
Seguimos por la calle del Barrio Picado y, al final de esta calle, a la derecha, podemos observar el Castillo del Reloj. Si continuamos la calle hacia arriba, y cruzando los pinares llegamos al Castillo Mayor. Situado en la parte más alta de la ciudad, en un altozano, y que protegía a sus súbditos en su interior cuando eran atacados. Su silueta forma parte también de la identidad de la ciudad bilbilitana. Desde aquí se divisa toda la ciudad como un conjunto homogéneo, pudiendo diferenciarse todas las etapas históricas que ha vivido y, esa forma de hondonada tan característica que tiene la ciudad, al estar rodeada de cadenas montañosas pertenecientes al Sistema Ibérico, como la de Armantes y la de Vicort, le proporciona una climatología muy característica, con unas fuertes nieblas y hielos en el invierno. Estas brumas invernales le proporcionan a Calatayud una imagen única porque, por encima de ellas sobresale su historia, representada por sus altas torres.
Sitios de interés
También denominado Castillo El Real. Solo podemos identificar su planta alargada, con recintos alto y bajo. Entre sus restos distinguimos cámaras y escaleras excavadas en la roca de yeso.
El Reloj Tonto es uno de los elementos identificativos de la localidad zaragozana de Calatayud. A pesar del nombre, no es un reloj. No consta de maquinaria alguna que mida el tiempo. Sí de campana, sin más, pero no suena si alguien no la toca.
Castillo de Ayyub, Mayor o Plaza de Armas. De planta alargada, de unos 100 metros, ocupa el punto dominante del conjunto, y, como el resto de las fortificaciones, hay que atribuirlo a la ampliación de la segunda mitad del siglo IX.
Tiene dos recintos, el bajo al norte y el alto al sur, mirando a la ciudad. En los extremos de éste hay dos torreones de planta octogonal. También conserva un aljibe y restos de otro.